Entre los muchos nombres que las tradiciones espirituales han dado a lo sagrado, Shekiná ocupa un lugar especial. No es un dios lejano ni una abstracción filosófica, sino la presencia viva de lo divino que habita entre los seres humanos. En el misticismo hebreo, la Shekiná es la energía que mora, protege y acompaña, especialmente cuando la humanidad atraviesa momentos de oscuridad.
Su nombre resuena en la Cábala, en el esoterismo cristiano y también, de manera sutil, en los símbolos del Tarot.
🕯️ El origen del término
El vocablo Shekiná proviene del hebreo shakan (שכן), que significa “habitar” o “morar”. Aunque no aparece literalmente en la Biblia hebrea, la literatura rabínica posterior la utiliza para describir la manifestación perceptible de Dios.
Cuando el Éxodo relata que “la gloria de Dios llenó el Tabernáculo”, los sabios explican que allí moró la Shekiná, la luz divina descendida para acompañar al pueblo.
En este sentido, la Shekiná es la presencia que no abandona, incluso cuando el ser humano se siente exiliado o separado del espíritu.
🌸 El aspecto femenino de lo divino
A partir del siglo XIII, con el desarrollo de la Cábala y obras como el Zohar, la Shekiná adquiere un significado profundamente simbólico y femenino.
Los cabalistas la identifican con la última sefirá del Árbol de la Vida, Malkhut (el Reino), el nivel donde la energía divina se manifiesta en el mundo material.
La Shekiná es entonces:
- La Madre Divina, receptiva y protectora.
- La Esposa del aspecto solar de Dios (Tiféret), que une cielo y tierra.
- La voz silenciosa de la sabiduría que guía la conciencia humana.
Se dice que la Shekiná acompaña al alma en el exilio, esperando ser reunida con su origen. Esta imagen describe, en términos simbólicos, el proceso interior de reconectar con lo sagrado en la vida cotidiana.
🔯 La Shekiná en la tradición esotérica occidental
Con la expansión del pensamiento cabalístico hacia Europa, filósofos y ocultistas reinterpretaron la Shekiná bajo diferentes nombres.
Para los místicos cristianos, su energía se refleja en la Virgen María o en Sofía, la Sabiduría divina. En algunos textos alquímicos, representa el alma del mundo o el Espíritu Santo entendido en su aspecto maternal.
Autores como Arthur Edward Waite, creador del Tarot Rider-Waite, incorporaron esta visión al lenguaje simbólico del Tarot. En sus cartas, la Shekiná aparece como arquetipo femenino de sabiduría, compasión y revelación espiritual.
🜍 La Shekiná en el Tarot
Varias cartas del Tarot reflejan esta presencia luminosa que une lo visible con lo invisible:
La Sacerdotisa: La sabiduría velada del Templo, guardiana del misterio. Representa la Shekiná en su forma oculta, la que habita en el silencio interior.
La Emperatriz: La madre que da vida a la materia. Es la Shekiná creadora, manifestando la belleza de la naturaleza y la abundancia.
La Estrella: Luz de esperanza y guía. Simboliza el retorno de la Shekiná del exilio: la unión del alma con lo divino.
Cada una de estas figuras nos recuerda que la divinidad no sólo se encuentra en el cielo, sino también en lo cotidiano, en la mirada, en la palabra y en la creación.
🌙 Reflexión final
La Shekiná nos invita a sentir lo sagrado en lo simple, a reconocer que la presencia divina habita en los vínculos, en los actos de amor, en la belleza del mundo.
Así como el alma busca regresar al Uno, también la Shekiná anhela reunirse con nosotros, recordándonos que no hay separación entre lo humano y lo divino, sólo olvido.
Cuando medites, leas el Tarot o realices un acto creativo, podés invocar esa energía suave y profunda: la que habita, guía y revela.
Porque la Shekiná no desciende: ya está aquí, esperando ser reconocida.
📚 Fuentes y lecturas recomendadas
- Zohar, Libro del Esplendor (siglo XIII).
- Harold Bayley, The Lost Language of Symbolism, 1912.
- Arthur Edward Waite, The Pictorial Key to the Tarot, 1910.
- Gershom Scholem, Las grandes tendencias de la mística judía, 1941.
- Charles Ponce, Kabbalah, 1973.